martes, 26 de junio de 2012

Estamos de mudanza

Queridos lectores/as

Os comunico que a partir de ahora, la actividad irónico festiva desarrollada en este blog, se traslada a otro lugar   , una gente muy agradable que ha querido que colabore con ellos en su página web, haciendo exactamente lo mismo que aquí, así que para no duplicarme, Pensando en voz Alta, se muda.

Habrá mucho material nuevo y os encontraréis también muchos de los post que han nacido en este blog, para comprobar su aceptación en una plataforma con mayor difusión.

Espero seguir contando con todos vosotros, en estos seis meses me han hecho feliz vuestra constancia y vuestros comentarios, el apoyo que ha tenido este pequeño proyecto, que espero esté dando un pasito para hacerse mayor.

El cambio no me va a cambiar, seguiré siendo el mismo. Eso sí, cuando publiquéis un comentario en el nuevo blog, dirigíos a mí como Don Oscar o Excelso Bloguero.

Nos seguimos leyendo.

Abrazos y mil gracias

martes, 12 de junio de 2012

Tío Pepe

Aunque no tengo la camiseta de España (ni siquiera en estos días que se ven tantas por las calles y espero que se sigan viendo pase lo que pase en el campeonato), ni la bandera en una armario para ponerla en mi ventana si volvemos a ganar la Eurocopa, siempre he sentido con orgullo mi condición de español, me emociona escuchar nuestro himno sin letra, sin que eso implique caminar con el brazo en alto cada 20 N.

Esa españolidad, sumado a mi status de madrileño de pura cepa, es la que me lleva a resistirme a la idea de ver desaparecer uno de nuestros símbolos más representativos, como es el cartel luminoso de Tío Pepe, del paisaje de la Puerta del Sol.

Con más razón, si lo hace para ser sustituido por la manzanita tecnológica, contra la que no tengo nada, en mi salón luzco con orgullo mi Mini Mac y miro altivamente a todo el que utiliza un PC. Seguro que la tienda de Apple que piensan abrir allí colma las expectativas de todos, incluidos los que no pensamos pasar la noche en la puerta para ser los primeros en entrar, que supone un soplo de aire fresco en nuestras vidas, pero esto de la globalización si no supone convivencia, sino fagocitación, no me gusta nada.

Ya esta bien de Teatros Häagen Dasz o Movistar, de estadios Allianz o Emirates, de salas Marco Aldany (no sabes si entras a ver un concierto o a que te perfilen las puntas), debemos conservar algunas referencias básicas de nuestra memoria vital, que nuestros recuerdos no huyan horrorizados al ver en que se han convertido los lugares en los que han permanecido tanto tiempo.

Cuando era pequeño, mi calle favorita de Madrid era la Gran Vía, por los cines. Podía pasearme arriba y abajo simplemente viendo las carteleras, sin tener que entrar a ver ninguna película, me parecía un sitio especial. Poco a poco, el Imperial, el Rex, el Palacio de la Música, desaparecieron para ser sustituidos por Stradivarius o H&M. Me alegra que haya más sitios donde comprar ropa y escuchar musica electrónica para sordos, pero no a cambio de los cines.

Entiendo todo eso del progreso, de la modernización, que está muy bien, pero creo que mirar solamente hacia adelante es tan equivocado como pasarse la vida mirando hacia atrás, pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor. De nuevo, el justo medio se antoja como la solución ideal, a la vez que la más compleja.

No soy un gran bebedor de vino, no tengo paladar para ello y sé que me pasa como con el mus, por más empeño que pongan mis seres queridos en que lo desarrollé, ya es tarde (como veis, uno puede sentirse español sin cumplir todos los tópicos), pero me dolería no volver a ver esa botella con su guitarra y sombrero andaluz.