domingo, 27 de mayo de 2012

Cosas de modas

El tema de las modas, lo que está "in" o "out", siempre me ha resultado muy complejo de entender.

Normalmente, estas cosas llegan de nuestros hermanos mayores, las gentes de EEUU, los primeros en ver con claridad que es lo que más nos conviene al resto.

Hace unos años, se extendió una práctica que no acabé de entender: el blanqueamiento de ano. No digo yo que no se merezca dicha parte un mantenimiento, una mejora, que esté lo más presentable posible, pero no veo hasta que punto esas mejoras cumplen con su propósito. Por ser una zona que tiende a estar oculta al resto de la gente (salvo en profesiones concretas, prostituta, actor/actriz porno, presentador o similar de Tele5), no serán muy numerosos los comentarios positivos o incluso las loas entusiastas que recibirá la persona que se aplique este tratamiento, a no ser que uno mismo se mire todos los días al espejo y se diga "pero que culo más blanco tengo, que maravilla". Es como comprarse un deportivo y tenerlo siempre en el garaje.

Hace poco me enteré de otra de esas modas, que precisamente parece va a sustituir a una ya existente. En los últimos 30 años, los padres del mundo han vivido preocupados por la dentadura de sus hijos. Como si fueran caballos de carreras, se han pasado años haciéndola revisar por especialistas, sudando para poder pagar correctores, brackets, endondoncias, todo porque la moda decía que debíamos tener unos dientes perfectos, alineados y deslumbrantes. Pues ahora, las grandes estrellas de Hollywood, a las que seguro que sus padres hicieron pasar por todos estos tratamientos, pagan grandes cantidades de dinero para que el mismo especialista que les dejó unos dientes impolutos, se los vuelva a separar. Todos esos años sufriendo chistes por tus "paletos", escuchando graciosas comparaciones con todo tipo de animales, y resulta que todos esos estúpidos se equivocaban, eras un moderno.

La moda que más me inquieta tiene que ver con la crisis. En su empeño por aumentar ventas, algunas compañías han decidido tirar del mejor comercial posible: el miedo. Si sois espectadores habituales del grupo de canales de la Sexta, seguro que habéis visto esos entrañables anuncios de empresas de seguridad, que venden sus sistemas recordándonos que vivimos en peligro constante, ayudados por rostros famosos de la televisión como Mario Picazo o Juan Ramón Lucas.

Tanto tiempo que la sociedad nos ha recordado a los nacidos a finales de los 70 que no habíamos hecho nada por el país, que somos una generación acomodada, que no quiere responsabilidades, solo vivir en casa de nuestros padres hasta jubilarnos, y ahora que a pesar de la situación del país, nos lanzamos a independizarnos, la tele nos dice que estamos en peligro. Si vives en un pisito, Juan Ramón te recuerda que no hay nada peor que vivir solo, porque si te pasa algo, nadie lo sabría, no te podrían ayudar, morirías de la forma más terrible, abandonado. Pero si compras el sistema de seguridad que anuncia, ese problema desaparecerá, con solo pulsar un botón. Mueres igualmente, pero al instante tus seres queridos lo sabrán, no tendrás que esperar a que el perro del vecino huela tu cadaver descompuesto y avisen a la policía. Y eso es un alivio, desde luego. Es un anuncio especialmente tranquilizador para todo el que tiene un familiar mayor que vive solo en su casa, te ayuda a dormir mejor por las noches.

Si optas por formar una familia, irte a disfrutar a las afueras de un adosado, con jardín para que jueguen los niños, Mario te recuerda que antes o después, una banda de ladrones entrará a robarte, destrozando tu hogar y probablemente sometiendo a terribles torturas a tu familia. Es lo normal, si te vas a vivir a un chalet, no puedes esperar vivir en paz, esa gente tiene que comer también y tú eres un objetivo demasiado goloso. Pero ese problema desaparecerá si contratas su servicio. Como si de un conjuro mágico de invulnerabilidad se tratara, colocar en la puerta de tu casa una pegatina y un aparatito, hará que los ladrones huyan despavoridos y nunca se atrevan a acercarse a tu fortaleza inexpugnable.

Yo pensaba ducharme esta tarde, pero antes voy a consultar las últimas tendencias, no sea que ya no esté de moda.

jueves, 24 de mayo de 2012

Servicios Mínimos

Reza la máxima sobre cualquier servicio público, que el cliente siempre tiene razón. Y todos los que exponemos algo para que lo vean los demás, nos convertimos en públicos, así que la  opinión de ese público deber ser siempre considerada.

Está claro que este blog ha dejado de ser interesante desde hace aproximadamente un mes, las visitas han ido cayendo al mismo ritmo que las acciones de Bankia. La diferencia es que yo no cuento con la ayuda del Estado y me he puesto en venta pero nadie ha querido privatizarme. Los comentarios han dejado de producirse, los "Me gusta" en Facebook se han convertido en un oasis en pleno desierto y los retuits han ido desapareciendo poco a poco.

Precisamente mis dos últimas entradas, que para mí son las mejores que he escrito en estos meses, han tenido 7 y 8 visitas cada una, lo que refleja que mis sensaciones y las vuestras, difieren.

No trato de darle ningún dramatismo a esto, porque no lo tiene. Sé que desde estas líneas he conseguido hacer reir, identificarse e indignarse con lo que pasa a nuestro alrededor a bastantes personas, es un balance más que positivo. Agradezco todas las visitas que ha recibido el blog, los comentarios, mis fieles seguidores.

Por ellos, esta aventura no se acaba, seguirá cumpliendo servicios mínimos y si en el futuro, el interés volviera, esa demanda sería debidamente respondida por mi parte.

Los dos objetivos con los que nació este blog, fueron contar las cosas que se me ocurren, alegran, irritan o indignan, compartir pensamientos y sentimientos y que la gente los leyera. El segundo no se ha cumplido, pero el primero sigue vigente y mientras sea así, este establecimiento permanecerá abierto para todo el que quiera entrar.

viernes, 18 de mayo de 2012

Oficios sin beneficio. Dictador

Sin duda el oficio más denostado hoy en día es el de dictador. Parece que a nadie le guste ya una figura que ha sido parte de la política internacional, con especial importancia en el último siglo.

Todo el mundo habla mal de estos personajes, incluso los políticos que antes salían en las fotos con ellos, visitando sus palacios, recibiendo sus regalos e incluso aceptando su dinero para financiar sus campañas políticas. Dicen que no se acuerdan de todo eso, que ellos cuando estuvieron fue solamente de paso, para recargar el móvil que se había quedado sin batería y eso de la pobreza del pueblo, la represión y los asesinatos que no les suena, pero ahora son unos señores malos, que existe todo eso y hay que acabar con ellos, por el bien de su pueblo y del petroleo.

Porque un dictador no cuenta con ayudas del Estado, no hay Universidades, ni siquiera un Grado medio para bastardos asesinos y represores, tienes que hacerte a ti mismo, desde pequeñito, aplastando a los más débiles, manipulando a los que te rodean, utilizando la violencia para conseguir lo que quieres. No basta con tener el talento, tienes que trabajar muy duro para escalar hasta la cima. Muchos son los que empiezan, pero por desgracia, muy pocos los que llegan.

Es decir que alguien es un dictador y darle mal nombre a ese país. Pasa mucho con Mohamed VI, un rey tan bueno con su pueblo y tan humilde, apenas tienes 6 o 7 castillitos y un par de yates de lujo, pero la gente se ha empeñado en que en Marruecos no hay una Monarquía, que es algo guay, sino una dictadura. Con lo maravilloso que es Marruecos, un país donde reciben a todo el mundo con los brazos abiertos, salvo si eres homosexual, mujer, saharaui, español, periodista o crees en la libertad de expresión, pero al resto los reciben encantados, especialmente si eres un fan de la Yihad y te gustan los cinturones de C-4.

Un dictador, realmente es un padre protector, con millones de hijos. Siempre velando por el bien de todos, dispuesto a sacrificarse por evitarles disgustos y problemas, que pierdan el tiempo con temas innecesarios como las elecciones, o los Derechos Humanos. Los padres modernos, cuando su hijo se porta mal, lo mandan al cuarto a pensar, como si eso sirviera para algo. Nosotros estuvimos casi 40 años en nuestro cuarto sin tener derecho a pensar, y mirad que bien nos ha ido. Y es que un padre siempre sabe lo que le conviene a sus hijos mejor que nadie.

Y lo divertidos que son todos ellos, auténticos showmen, como nuestro querido Chavez, un mago del humor  y la improvisación, llenando horas de televisión, con vocación servicio público, para ocupar el hueco dejado por las cadenas televisivas que se ha visto obligado a cerrar por su falta de patriotismo y su colaboración con la gran conspiración imperialista, respondiendo a las preguntas espontáneas y sinceras de su pueblo. Como perderse un mitin suyo, horas llenas de slogans caducos y populistas, alentado por una multitud enfervorecida. Aunque en esto el General no es muy original, le copió el modelo a otro gran comunicador, Hitler.

Posiblemente alguno pensaréis que este último párrafo no es políticamente correcto, teniendo en cuenta que no atraviesa por un buen estado de salud. Pero yo estoy convencido de su recuperación, porque el Señor siempre protege a los buenos.

Como sé que entre mis lectores hay gente de bien, por favor, difundid este post, para que entre todos trabajemos juntos por un futuro mejor, con menos libertad y más injusticia.

lunes, 14 de mayo de 2012

Oficios sin beneficio. Rey

Compruebo con profunda tristeza que oficios ancestrales, esenciales en la Historia de la Humanidad, algunos con siglos de antigüedad, de los que se transmiten de padres a hijos, están cayendo en el olvido y el descrédito. Me niego a que esto ocurra sin hacer nada por evitarlo, así que desde esta tribuna pienso defenderlos.

El primero del que quería hablar es el oficio de Rey. tan de actualidad en nuestro país con un desafortunado incidente en el extranjero, parece que se ha puesto en cuestión, su necesidad y especialmente su utilidad.

Quiero recordaros que ser Monarca no es fácil. Nadie te pregunta, cuando naces dicen "él será nuestro futuro soberano" y tienes que apechugar con eso, te guste o no. No te dan la opción, como a todos los niños de poder decir eso de "de mayor quiero ser médico para curar a toda mi familia" o "quiero ser profesor para enseñar a los niños que no saben". Claro que hoy en día es mejor no preguntar porque seguramente dirían cosas como "quiero ser vago como Kiko Rivera, estúpido como Belén Esteban o fulana como Nuria Bermudez, para tener dinero sin trabajar, que eso de la dignidad no sé que es".

Tampoco puedes elegir a tus amigos en el parque o en el patio del colegio. Te mandan a unos colegios muy exclusivos, algunos de ellos en el extranjero, rodeado de otros niños a los que sus papás también les han elegido futuros muy importantes (con los que es posible que más tarde te relacionen cuando aparezcan implicados en lío de malversaciones y fraudes). 

Como además de Jefe del Estado, tienes que ser el Jefe del Ejército, no te puedes hacer objetor de conciencia, te toca hacer más que la mili, porque tienes que aprenderte todos los ejércitos, Tierra, Mar y Aire, aunque te marees en el barco o te den miedo las alturas.
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No puedes vivir la experiencia deseada por cualquier persona de independizarte, pagar 300 mil euros por un espacioso e iluminado estudio de 30 metros cuadrados. Solamente te dejan cambiarte de la casa de tus padres a la casa del jardín, que normalmente suele tener unos 15 mil metros cuadrados, que sí que grande es, pero no le vas a dar tu toque personal a los 10 dormitorios, 12 baños, 4 salones y seis pistas de padel.

Por no hablar de no poder decir nada sobre la elección más importante de tu vida, tu pareja. Aunque ahora se ha relajado un poco más el tema y ya no es obligatorio casarse con una princesa virgen, difíciles de encontrar, por lo de ser princesa claro. Les han dado permiso para que se puedan casar con un abanico más amplio de personas (no con cualquiera), hasta mujeres separadas, aunque no todo el mundo lo vea bien, para representar esa opinión ya tenemos a Jaime Peñafiel desde su exilio en Tele5.

Y si tu familia tiene pequeños contratiempos, como cualquier otra familia, en tu caso, no se puede quedar en la familia, todo el mundo tiene que enterarse, lo que no debe ser nada agradable. Que todo el mundo tiene alguna hija difícil de colocar a la que todo el mundo se refiere como "elegante", un yerno despistado que sin querer colocan millones de euros en cuenta secretas de paraísos fiscales, desviados de una organización sin ánimo de lucro, u otro que es aficionado a pegar unos titiros y también a la caza.

Vamos que si yo pudiera elegir, lo mismo Kiko Rivera sí que me lo pedía, pero Rey, fijo que no.

viernes, 11 de mayo de 2012

Deprisa, deprisa


Es cierto que cada día vivimos más rápido, corriendo de un lado a otro, siempre llegamos tarde, da igual donde vayamos, especialmente en las grandes ciudades. Todos los que somos animales de ciudad, lo primero que apreciamos y valoramos cuando vamos de veraneo o fin de semana lejos de la gran ciudad, es la calma, poder desconectar, que se viva a otro ritmo, sin mirar el reloj cada 30 segundos.
Pero como en otras muchas cosas, Aristóteles tenía razón cuando defendía que la virtud se encuentra en el justo medio. Al igual que la prisa es negativa y lo dice alguien que hace años se hizo la promesa interior de que no volvería correr e incluso arriesgar su propia integridad física para coger un metro, autobús o para cruzar un semáforo como si en ello le fuera la vida, salvo que realmente le fuera la vida, tampoco es necesario vivir a cámara lenta, o al menos hacerlo sin provocar retenciones.
Porque es muy habitual, especialmente entre jubilados (mi mayor respeto a los jubilados entre los que se encuentra recién incorporado mi querido padre), la gente que cuando se aburre en casa, decide “ya que no tengo que hacer nada voy a bajar al banco o al supermercado a pasar la mañana”. Se convierten en habituales de cualquier establecimiento, en los animadores del cotarro, dando conversación a la persona que les atiende y convirtiendo cualquier gestión mínima en un proceso poblado de anécdotas de la mili, fotos de los nietos, consejos varios, mientras la cola de personas que esperan, normalmente formada por sujetos que sí tienen prisa, que les toca hacer esa gestión, no por hobby, sino por necesidad y que tienen que hacerla en ese momento, porque es la hora de comer y el resto del día no tiene más de 30 segundos libres, miran el reloj compulsivamente.
Todos debemos ser respetuosos con nuestros mayores, agradecerles los sacrificios que han hecho por nosotros, pero es inevitable sentir cierta irritación, cuando la persona que estaba delante de nosotros, después de más de media hora para comprar 100 gramos de queso y 150 de jamón york, se despide diciendo, “bueno, me voy, pero esta tarde vuelvo, que al final no he comprado nada”. Si disponen de tanto tiempo libre, de lo que me alegro, ya han trabajado bastante, ¿por qué no se buscan un pasatiempo, algo útil o que al menos no consista en atascar a los demás?.
Lo curioso, es que cuando les toca esperar, no suelen ser tan pacientes, incluso, en ocasiones hay que estar atento para que no te hagan un adelantamiento por el exterior a lo Fernando Alonso, en la cola del banco o en correos.
Sería simplemente un ejercicio de empatía, de ponerse en el lado del otro. O puede que tuviera una solución más sencilla: crear dos colas: la de “no llego, no llego” y la de “que mañana más agradable voy a pasarme en el banco hasta que empiece el Arguiñano”.

martes, 8 de mayo de 2012

Adicciones

Todos tenemos adicciones, aficiones que nos atrapan más de lo razonable, que ocupan más tiempo del que es aconsejable, aunque para nosotros ese tiempo sea siempre poco. Ya sea por los realities, los aparatitos, las redes sociales, Star Wars o el fútbol.

La mía es el consumo de pornografía. Ojo, pornografía decente, nada de contratar profesionales para tener sexo sucio sin amor (muy caras), solamente vídeos (nada de animales, ni menores, ni películas de Dinio y su hermano).

Pero no solamente implica el tiempo que inviertes en ver esos vídeos, sino que hay que sumarles el tiempo invertido en conseguirlos y descargarlos. Hace poco hice un cálculo aproximado y con la suma de horas invertidas en esta aficioncilla, podría haber aprendido 2 idiomas a nivel bilingüe, sacar 3 Master Advanced Class o convertirme en un experto en marquetería. Posiblemente el uso que le he dado al tiempo, no ha sido el más adecuado.

Sé que la mayoría lo entenderéis, no es por que esté podrido por dentro, por una falta absoluta de moral, es una simple necesidad fisiológica, un tratar de llenar un vacío emocional y físico también, una tarea tan imposible como mantener lleno un cubo con un agujero en el fondo, por mucha agua que eches, antes o después, acabará por vaciarse. 

No soy uno de esos consumidores de escenas sueltas, yo me implico con las historias, veo películas completas, para conocer la motivación de los personajes, el argumento, la historia y su final. Por desgracia, mi bajo nivel de inglés dificulta esta labor bastante.

Para los que estáis moviendo la cabeza en gesto de reprobación por mi vicio, solamente puedo decir que me alegro de que vosotros disfrutéis de una vida emocional plena en todos los sentidos y no necesitéis recurrir a suplementos, pero estoy seguro que en algún momento también habéis sido consumidores, por necesidad, no por gusto claro.

Como decía al inicio, admito mi falta, mi adicción, de hecho, llevo casi una hora intentando escribir este post, no porque me falten las palabras, sino porque estoy distraído con una descarga nueva, "Colegialas lesbianas" (sigue sin haber menores, igual que en "Al salir de clase" son actores de 30 años interpretando a adolescentes, aún así son totalmente creíbles, es la magia del cine).

Os dejo que ya va por el 98% de descarga. Queredme como soy o al menos no me escupáis si os cruzáis conmigo.

sábado, 5 de mayo de 2012

Como hemos cambiado


El tiempo pasa para todos, más deprisa de lo que a la mayoría nos gustaría, pero eso no tiene porque ser algo negativo, normalmente los cambios son positivos, aunque algunos cuesta asumirlos más que otros.
Como primer gran cambio más universal,  suele entenderse emanciparse, comprarse un piso o según están las cosas, vivir de alquiler, dar el primer paso fuera de los brazos protectores de papá y mamá (aunque no te vayas muy lejos de esos brazos protectores que siempre estarán para prepararte comida de verdad, casera, no de esa directa del congelador o de un señor en moto, o para arreglarte esa lámpara o ese armario de la cocina).
Casarse o la opción cada vez más generalizada de vivir juntos (que daño están haciendo los Institutos Públicos con su mensaje nihilista modernito, olvidando los valores de siempre, suerte que aún hay padres juiciosos que optan por los colegios de pago y más que habrá, a partir de ahora gracias a los benditos recortes), supone un paso de afirmación del compromiso. Compartir no solamente tu vida, sino un espacio con otra persona, con todo lo que ello implica, aceptación del otro en toda su plenitud, con sus costumbres, sus pequeñas manías, sus manías no tan pequeñas y bastante irritantes, sus amigos o amigas solteros, que olvidan que aquella no es su segunda residencia, que deberían tener una vida propia, que muchas veces tres son multitud, una multitud molesta. Todo ello supone una prueba bellísima de lo que implica el amor, la vida en pareja, prueba que a veces requiere un gran sentido de la paciencia y la empatía (como he mencionado este término más veces, lo explico brevemente, para que se note que yo si he ido a un colegio de pago, supone entender al otro, ponerse en su lugar, aunque haya “otros” a los que no hay quien los entienda).
Pero ser padre es el gran cambio, el giro de 180 º que pone la vida del revés, un cambio de escenario donde ya no eres el actor principal, sino un secundario, con peso en el argumento pero secundario. Los Leo Dicaprio y Scarlett Johansson, ya no sois vosotros, sino esos seres pequeños y maravillosos, que ocupan vuestro tiempo y os llenarán de alegrías y algunas preocupaciones también, el resto de vuestra vida. Porque ser padre es un trabajo vitalicio, no hay jubilación posible, el que lo acepta, conoce las condiciones laborales.
Suele ser un cambio gradual, con la primera pareja que decide dar el paso, paso que poco a poco irán siguiendo el resto, en ocasiones de manera escalonada y otras veces en forma de Gripe A altamente contagiosa, que hace que de repente te veas rodeado de mujeres embarazadas y padres con cara de “aún no me lo creo, lo mismo son gases que ya le digo yo que toma mucha Coca Cola”.
Y llega el día en que te das cuenta que el cambio ha llegado. Ese mismo día que un escenario no cambia de decorado, pero si de significado. Ese lugar de celebración, de fiesta, alcohol y demás sustancias, deja de esta cubierto de bolsas de patatas abiertas, ceniceros llenos de colillas, botellas de ron y sandwichs de jamón y queso. Su lugar lo han ocupado los carritos, las bolsas de pañales y los sonajeros. Frases como “ponme un pelotazo” o “que rule ese porrito”, son sustituidas por “coge al niño un momento” o “¿podéis calentarme el potito?”.
Creo que más que cambiar, evolucionamos, incluso los que somos figurantes o actores de carácter con un papel menor en esta nueva película. No nos llevamos los premios, ni los elogios de la crítica, pero disfrutamos de la historia desde la distancia, una historia que merece la pena ser contada y vivida.

viernes, 4 de mayo de 2012

Semos ecológicos


En este mundo moderno, la mayoría (o eso quiero creer), estamos concienciados de que debemos cambiar algunos malos hábitos, para que el mundo que nuestra generación deje a sus hijos, en mi caso a mis sobrinos, no sea un solar.
Sin duda, uno de los elementos fundamentales es cuidar el Medio Ambiente. Ya que no tiene pinta de que vayamos a mejorarlo, al menos mantenerlo como está ahora, con algún pequeño rincón donde sea posible respirar aire puro, sin coches, aviones y plantas petrolíferas.
Y algo en lo que todos podemos ayudar, poner nuestro granito de arena, donde cada persona cuenta, sin importar su clase o credo, donde una persona es importante, (se me han acabado los tópicos, sin se os ocurren más me los podéis mandar), es en el tema del reciclaje.
Pero aunque es algo que parece bastante aceptado, desde hace unos años, todos somos recicladores activos (a nuestros papás les ha costado algo más hacerse a la idea, algunos incluso hoy se resisten, para que digan que los hijos no pueden enseñar nada a sus padres), es un proceso más complejo de lo que parecía cuando nos lo explicaron.
Posiblemente sea porque los que nos lo explicaron tampoco tenían los conceptos muy claros y dejaron bastantes lagunas. Yo admito que hasta hace poco no era un buen reciclador, pero no por desgana, sino por ignorancia. Era feliz pensando que cumplía con mi deber de ciudadano ecológico, cuando no era así.
Por suerte, desde que me relaciono con personas cualificadas en estos temas, con titulación, y como sé que de vez en cuando se asoman a esta ventana, debo decir que gracias a ellas, he aprendido muchas cosas que desconocía.
He corregido por ejemplo uno de los errores más habituales, el tema de los envoltorios de comida rápida en general. Seguro que si hiciera una encuesta rápida, la respuesta mayoritaria y convencida sería, “¡donde se va a tirar, al cartón, está clarísimo¡”.
Pues no, error, porque todos esos cartones acaban tomando parte de las sustancias que transportan, especialmente porque suelen viajar en moto y siempre llegan un poco agitados, es casi inevitable que un champiñón o un trocito de ternera, acaben fuera de su sitio natural. Además debemos decir, que salvo excepciones, todos estos alimentos se caracterizan por una cantidad razonable de grasa (creo que existen las hamburguesas de tofu, muy sanas, pero nunca he visto un tofu, no sé ni donde viven), que también acaba impregnando todo el cartón. Si como yo, pensabais que todo eso iba al cartón, mal hecho, rectificad y a partir de mañana, al orgánico. El otro día, al bajar la basura, coincidí con un vecino, un chico de mi edad, que me miró extrañado al ver que echaba los envases de plástico de pizzas al orgánico, asombrado, me dijo “¿eso no va allí?”, señalando al cubo amarillo. Entonces le expliqué la diferencia. Hubierais estado orgullosas de mí, chicas.
El problema es que las dudas se multiplican, con temas aún más complejos, ¿qué hacemos con los yogures, tenemos que rebañarlos con pan para dejarlos limpios o lavarlos antes de tirarlos para eliminar partículas orgánicas, es necesario pasarlos antes por el lavavajillas?, ¿los trapos viejos, con pelusas, dónde van, son orgánicos, híbridos, no hay sitio para ellos?, ¿si envolvemos un bocadillo de panceta con el Marca, donde va después el periódico (porque la panceta está claro donde acaba)?.
Así que amigos, ante la duda, consultad al experto más cercano, pero uno que sepa de verdad de lo que habla (excluidos contertulios, colaboradores de Sálvame y Directores generales), para no acostaros con cargo de conciencia pensando que no habéis cumplido con vuestra responsabilidad ecológica.