El Señor Don José de la Cavada
entró ayer en la lista de personajes que deberían estar callados. O mejor decir
lo que piensan, para que los demás tengamos claro el percal de este buen señor.
A Don José le parece que tener 4
días por la muerte de un familiar es una barbaridad, porque ya no tenemos que
viajar en diligencia y los desplazamientos no requieren tanto tiempo. A esta
declaración tengo que hacer alegaciones a favor y en contra.
En contra Don José, los 4 días
no son por el desplazamiento, sino por la pérdida irreparable de un ser
querido. Porque por si no lo sabe, si pierdes a tu padre o a tu madre y estás
en otra ciudad, el viaje no consiste en llegar al Tanatorio, echar un vistazo
al féretro y decir “guay ya he cumplido, ahora tengo 3 días de puente, que
guapo, me voy a la playa”.
Esos días se emplean en estar
triste principalmente, además de tener resolver cientos de papeleos, ya que
cuando una persona se muere se inicia una cadena de trámites que alguien debe
hacer, tu madre o tu padre bastante tienen con su dolor como para ponerse
rellenar los formularios C-123, H-234 (la documentación para el entierro),
hacer gira por los bancos para ver temas de seguros de vida, testamento y
similares.
Es normal que usted no lo
entienda. Ha demostrado en el pasado una falta absoluta de sensibilidad y
respeto por los demás, labor por la que fue reconocido con una sanción del
Ministerio de Trabajo por acoso laboral continuado a sus trabajadores,
especialmente mujeres. Supongo que todos esos miserables pretendían tener
derechos, como si los merecieran y ellas incluso querían tener niños para dejar
de trabajar dos o tres meses por esa estupidez de la baja, egoístas.
Pero creo que he descubierto el
motivo de su afirmación y lo entiendo. Usted guarda un secreto, es un viajero
temporal que vivía en la Virginia de inicios del S XIX. No viajaba en
diligencia, sino en una calesa descubierta en la que todos los días comprobaba
muy elegante con su traje de lino blanco y su sombrero que sus plantaciones de
algodón crecían cada vez más, con su látigo siempre a mano por si algún esclavo
se permitía el lujo de parar unos segundos a beber agua o respirar.
Un día despertó en pleno S XXI
sin saber cómo había llegado hasta aquí y claro, acostumbrado a las costumbres
esclavistas, todo esto de los derechos de los trabajadores le pareció un abuso,
una barbaridad, algo que su mente colonial no podía comprender.
Hoy Don José se ha disculpado,
admite que eso de la muerte de un familiar es un tema hipersensible. Me
confirman que ha tenido que buscar la palabra en el diccionario al desconocer
su significado. No era su intención ofender a nadie, es que se sintió ingenioso
y quiso hacer una gracieta. El programa de Florentino aquel con famosos “representando”
monólogos hizo mucho mal, dio a entender al público que cualquiera puede
dedicarse al humor, incluso sin ser capaz de hablar correctamente el idioma (un
idioma, el que sea).
Pero no se preocupe Don José, no
esta usted solo. Esta mañana en la radio el director de la Razón argumentaba
que está muy bien eso de los derechos de los trabajadores, que todo el mundo se
queja por este comentario del permiso por fallecimiento y también pediremos
baja por maternidad y paternidad (cuando deberían dar como mucho un descanso
corto de 15 minutos, usted da a luz y a la oficina a seguir trabajando), todo
muy bonito, pero que esa factura la paga el Estado.
Cierto, lo paga el Estado. En mi
ignorancia, pensaba que el Estado lo pagamos entre todos (salvo los señores que
tienen cuentas en Suiza, los que aceptan sobornos, los que trincan de falsos
Eres, los que utilizan organizaciones sin ánimo de lucro para lucrarse todo lo
que pueden). Y lo pagamos precisamente para tener derechos.
No pretendo hacer demagogia.
Creo que hay muchas cosas que cambiar en la estructura laboral de este país. No
es una cuestión de empresarios malos, trabajadores buenos (menos aún sindicatos
preocupados realmente por los trabajadores, véase asunto de los Eres). Seguro
que existen trabajadores vagos y caraduras, al igual que empresarios miserables,
al igual que trabajadores responsables y empresarios dignos.
En todos los grupos hay
inútiles, corruptos y gente indeseable que nos han llevado a esta situación. A
todos sin excepción hay que retratarlos cuando sacan su verdadera cara, sin
mirar el carnet de partido que tengan o en qué lado del mundo laboral se
encuentran.
La obtención de derechos implica
asumir obligaciones. Para exigir derechos se deben cumplir esas obligaciones.
Pero ojo, no se confunda cambios
con retroceso. En nombre del bien común no se pueden suprimir los avances
sociales para todos que tanto ha costado conseguir, entre todos.
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