viernes, 4 de mayo de 2012

Semos ecológicos


En este mundo moderno, la mayoría (o eso quiero creer), estamos concienciados de que debemos cambiar algunos malos hábitos, para que el mundo que nuestra generación deje a sus hijos, en mi caso a mis sobrinos, no sea un solar.
Sin duda, uno de los elementos fundamentales es cuidar el Medio Ambiente. Ya que no tiene pinta de que vayamos a mejorarlo, al menos mantenerlo como está ahora, con algún pequeño rincón donde sea posible respirar aire puro, sin coches, aviones y plantas petrolíferas.
Y algo en lo que todos podemos ayudar, poner nuestro granito de arena, donde cada persona cuenta, sin importar su clase o credo, donde una persona es importante, (se me han acabado los tópicos, sin se os ocurren más me los podéis mandar), es en el tema del reciclaje.
Pero aunque es algo que parece bastante aceptado, desde hace unos años, todos somos recicladores activos (a nuestros papás les ha costado algo más hacerse a la idea, algunos incluso hoy se resisten, para que digan que los hijos no pueden enseñar nada a sus padres), es un proceso más complejo de lo que parecía cuando nos lo explicaron.
Posiblemente sea porque los que nos lo explicaron tampoco tenían los conceptos muy claros y dejaron bastantes lagunas. Yo admito que hasta hace poco no era un buen reciclador, pero no por desgana, sino por ignorancia. Era feliz pensando que cumplía con mi deber de ciudadano ecológico, cuando no era así.
Por suerte, desde que me relaciono con personas cualificadas en estos temas, con titulación, y como sé que de vez en cuando se asoman a esta ventana, debo decir que gracias a ellas, he aprendido muchas cosas que desconocía.
He corregido por ejemplo uno de los errores más habituales, el tema de los envoltorios de comida rápida en general. Seguro que si hiciera una encuesta rápida, la respuesta mayoritaria y convencida sería, “¡donde se va a tirar, al cartón, está clarísimo¡”.
Pues no, error, porque todos esos cartones acaban tomando parte de las sustancias que transportan, especialmente porque suelen viajar en moto y siempre llegan un poco agitados, es casi inevitable que un champiñón o un trocito de ternera, acaben fuera de su sitio natural. Además debemos decir, que salvo excepciones, todos estos alimentos se caracterizan por una cantidad razonable de grasa (creo que existen las hamburguesas de tofu, muy sanas, pero nunca he visto un tofu, no sé ni donde viven), que también acaba impregnando todo el cartón. Si como yo, pensabais que todo eso iba al cartón, mal hecho, rectificad y a partir de mañana, al orgánico. El otro día, al bajar la basura, coincidí con un vecino, un chico de mi edad, que me miró extrañado al ver que echaba los envases de plástico de pizzas al orgánico, asombrado, me dijo “¿eso no va allí?”, señalando al cubo amarillo. Entonces le expliqué la diferencia. Hubierais estado orgullosas de mí, chicas.
El problema es que las dudas se multiplican, con temas aún más complejos, ¿qué hacemos con los yogures, tenemos que rebañarlos con pan para dejarlos limpios o lavarlos antes de tirarlos para eliminar partículas orgánicas, es necesario pasarlos antes por el lavavajillas?, ¿los trapos viejos, con pelusas, dónde van, son orgánicos, híbridos, no hay sitio para ellos?, ¿si envolvemos un bocadillo de panceta con el Marca, donde va después el periódico (porque la panceta está claro donde acaba)?.
Así que amigos, ante la duda, consultad al experto más cercano, pero uno que sepa de verdad de lo que habla (excluidos contertulios, colaboradores de Sálvame y Directores generales), para no acostaros con cargo de conciencia pensando que no habéis cumplido con vuestra responsabilidad ecológica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario