viernes, 13 de julio de 2012

Carta abierta a Andrea Fabra

Querida Andrea:
Al contrario de la mayoría de los españoles, que hoy reprueban tu actuación en el Congreso, yo lo entiendo. No fue más que un acto reflejo, un impulso irrefrenable, llevada por una justa indignación.
Entiende que no todos hemos tenido tu suerte. Poder llamar “papa” a uno de los mayores ejemplos de conducta política intachable, cuya gestión en la Diputación de Castellón debería ser materia de estudio en todas las facultades de Ética y Derecho del país.
No tengo los datos oficiales, pero creo que sería muy difícil encontrar en toda España, un político con mas condenas por delitos fiscales, todos ellos prescritos eso sí, algo que para él supone un triunfo personal. Con procesos aún abiertos, por tráfico de influencias y cohecho, de los que seguro que saldrá libre, ya que además es un hombre de enorme suerte, el político al que más veces le ha tocado la lotería, incluso cuando no jugaba. Con episodios “dudosos”, como el aeropuerto de Castellón, ese que costó 400 millones de euros, donde no ha aterrizado un avión.
Y todo esto, manteniendo el cariño de sus votantes y compañeros de partido, como el señor Camps, otro ejemplo de honorabilidad, Rita Barberá o el propio Rajoy que no han escatimado en elogios hacia él.
Con esta referencia, entiendo tu visión de la política, basada en el esfuerzo, la honestidad y la transparencia. Tú más que nadie, sabe lo que significa la política, por la vocación de servicio público que dejaste muy clara deseando lo mejor para ese grupo minoritario de españoles, llamado parados.
Tienes razón, en vez de pedir tanto subsidio y tanto empleo digno, que se lo busquen como has hecho tú y toda tu familia. Ay, si hubiera 5 millones de Fabras, este país estaría  a la cabeza, no de Europa, sino del mundo, o incluso de la galaxia.
Es más, creo que fuiste muy blanda ayer. Los parados deberían ser solo los primeros, tendríais que ir más allá. A por los jubilados que no hacen más que pedir medicamentos y atención, como si trabajar toda su vida les diera algún derecho. A por los padres con niños pequeños, que exigen compresión y ayuda de la Administración, seguro que tú tienes niños y no vas pidiendo ayuda a nadie, te apañas con el personal de servicio de tu modesto hogar.
Quiero que sepas, que cada vez que desde tu escaño grites y celebres cada recorte, estaré pensando en ti. Y seguro que no seré el único.

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