sábado, 7 de abril de 2012

La cara amable de las nuevas tecnologías


Para ser justo y equilibrar la visión que he dado en varios de mis escritos anteriores de las nuevas tecnologías, debo decir que también pueden servir para cosas positivas.
Puede servir para volver a tomar contacto con amigos que el tiempo y la distancia habían dejado perdidos, a lo que nosotros ayudamos cono todo eso de “es que estoy superliado, no tengo tiempo para nada en toda la semana, he pensado mil veces mandar un mail, pero siempre me surge algo y se me pasa”. Con ese mantra pasan los meses, incluso los años, hasta que un día te lo encuentras por Facebook o Twitter, volvéis a quedar, a veros, recordar el pasado y entonces piensas “¿por qué habremos estado tanto tiempo sin saber nada el uno del otro?, que pérdida de tiempo”.
Porque no hay ningún motivo lógico para todo ese tiempo con una amistad en “pause”. Si vuelves a tomar contacto, quiere decir que no hubo nada que motivara la distancia, nada negativo, ninguna puñalada, o en ese caso no suele haber pegamento que recomponga lo que se ha roto.
 Una mudanza a otro barrio u otra ciudad, que aleja a amigos de la infancia, con los que compartes muchas primeras experiencias, o amigos de verano, cuando las vacaciones eran de dos meses en la playa o el pueblo, suficiente para que pasaran mil aventuras, concepto de vacaciones que 20 años después es algo casi mitológico, olvidado ya.
Conozco más de un caso de esas características, que gracias a las redes sociales, han retomado esa amistad, con la satisfacción plena de ambas partes. En mi caso también puedo aportar un testimonio personal muy positivo. Gracias a Twitter he podido volver a ver a uno de esos amigos de verano, con el punto extra de que además me ha permitido conocer a su novia que es un lujazo de persona (él también es buena gente, a pesar de ser del Barca).
Es posible que con la edad desarrolles una percepción de la amistad más precisa, más reducida, menos de Facebook y más de contar con los dedos de las manos y aprecias con más intensidad estos reinicios. Creo que el clásico “más vale tarde que nunca” en esta ocasión no es una frase hecha sin contenido.
Pero no es el único bien que las nuevas tecnologías pueden hacer por el ser humano. Para los que sufrimos alguna variante de Asperger en mayor o menor intensidad (síndrome que suele afectar a personas de un alto nivel intelectual que se manifiesta principalmente en la dificultad para la interacción social), recursos como el mail o las redes sociales, nos permiten verbalizar sentimientos e ideas escondidos detrás de un teclado, que en persona posiblemente se quedarían encerradas en esa casa sin puertas ni ventanas en que nos convertimos sin ocasiones. Este blog puede ser un ejemplo práctico muy aproximado en algunas ocasiones.
Consiguen también que hombres sin este síndrome (no por tener un nivel intelectual del montón, sino por poseer un gran encanto social), pero que se muestran reservados en lo que a sentimientos personales se refiere, se suelten, se abran más al mundo, llegando incluso a alcanzar momentos de moñez con algunos tweets (sin menoscabo de su virilidad, por supuesto).
No puedo acabar este texto que me ha quedado tan reposado y profundo, si no es con una gran sentencia filosófica. Amigos y amigas, sed ecuánimes con las nuevas tecnologías, críticos con sus defectos y justos con sus bondades.
Os dejo que voy a escribir un tweet de agradecimientos a mis followers, mis unfollowers, a ellos, a ellas, a las flores, al sol, la luna y las estrellas, al milagro de la creación en general.

No hay comentarios:

Publicar un comentario