martes, 31 de enero de 2012

Carta abierta a la Atención al Público

Queridos funcionarios/as, dependientes/as y en general personas que trabajáis de cara al público:

Esta mañana he tenido que presentar una documentación jurídica en el Registro del Tribunal Supremo. Como era mi primera vez, al entrar he ido a la ventanilla de Información y he preguntado "por favor ¿el Registro?. La persona que había al otro lado de la ventanilla, me ha respondido "Este es el registro", acompañando la respuesta de una mirada, que admito que me ha hecho sentir miedo. Por un momento he pensado que en vez de sellar la documentación, me iban juzgar, y los 30 años y un día no me los quitaba nadie. Lo más educadamente posible he recogido los papeles que me ha dado sin mirarme y he huido aún con el miedo en el cuerpo, no sin antes comprobar, que a la persona que venía detrás de mí le ha dirigido la misma mirada.

Entiendo que el público a veces puede resultar irritante, que vuestra situación laboral puede no ser un lecho de rosas (un poquito mejor que la de 5 millones de parados, sí), el horario podría ser mejorable y el sueldo también (aunque comparado con otros, como el mío, que nunca ha pasado de 3 dígitos, es bastante generoso). Pero me parece un error que todas esas adversidades os suman en un estado de amargura permanente que lanzáis al que acude a vosotros.

Os aseguro que la gente que atendéis, no os visita por hobby. Los que van al INEM, no lo hacen porque se aburran y se diviertan tocando las narices, sino porque no pueden trabajar y quieren hacerlo. Cada vez que van a la oficina, lo hacen pensando que ojala sea la última. Normalmente no son estúpidos y vagos, son personas cualificadas, serias y con GANAS DE TRABAJAR. Si los papeles se cambiaran y os sentarais en su silla, pensad si se os podrían aplicar también esos adjetivos.

Cuando entran a vuestras tiendas, no lo hacen para descolocar la ropa o haceros perder vuestro valioso tiempo, sino para comprar, lo que es bueno para la economía en general y para la tienda en particular. A más ventas, más posibilidades de no acabar en la calle, incluso mejorar.

Sé que generalizar esta visión, sería tan injusto como hacerlo sobre el público, que solamente se den por aludidos los que se reconozcan en estas líneas. No sois todos así, pero está basada en hechos reales.

Si recibimos estupidez, no devolvamos más estupidez, intentemos alcanzar ese concepto tan complejo que se llama empatía.

1 comentario:

  1. Pedirles empatía a los funcionarios es como pedirle peras al olmo...

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